Thursday, March 29, 2007

Focalización y Costos de Oportunidad: A propósito del Ministro Zuluaga

Hay que reconocer que el nuevo Ministro de Hacienda es un político brillante y con excelentes y bien encaminadas intenciones.

Una amiga y yo debemos ser los únicos seres que consideran divertido ver los debates del Congreso en el Canal Institucional.

Yo quedé muy sorprendido con el nombramiento del nuevo Minhacienda. Pero el martes quedé aun más cuando oí a este señor hablar de costos de oportunidad, de priorizar los recursos, de hacer efectiva la misión del Estado. Creo que estaba equivocado, este ministro me empieza a parecer brillante. Uno no tiene que ser técnico para dar en el clavo. De hecho creo a veces a los técnicos se les olvida que tan importante como el monto del gasto, también lo es su direccionamiento y este Ministro parece tenerlo bien claro.

Contextualizo lo que oí del Ministro Zuluaga y les cuento porqué digo lo que digo.

Era un debate en el Senado donde hablaban de la privatización de las electrificadotas de Boyacá y Santander.

A uno no se le podría ocurrir algo más populista que un estado empresario. Pero que cosas, lo que decía Zuluaga era todo lo contrario. Que los recursos invertidos en las electrificadotas de Boyacá y Santander (por más que generaran ganancias) estaban dejando de ser utilizados en cosas socialmente más productivas.

Yo no pienso discutir sobre si el actual gobierno es o no populista. Creo que la mayoría estamos de acuerdo en que lo es. De entrada la ancheta semanal de los consejos comunales hace claro y distinto que el gobierno es populista.

El punto acá, es que incluso de los lugares más inesperados salen personas brillantes. Y darle viabilidad política a la idea de costos de oportunidad es algo más importante que tener doctorados expertos en temas de política fiscal en Hacienda.

En últimas, Hacienda tiene tres funciones fundamentales. 1) Buscar equilibrios macro (es decir buscar un monto de recursos sostenible para el gasto del gobierno). 2) hacer manejos para acomodar el flujo de caja de la Nación en cuanto a ingresos y gastos (esto es que si por ejemplo toda la plata llega en junio, yo pueda hacer gastos en enero). Hasta ahí muy linda la cosa, todo el mundo puede hacer eso.

El punto 1, así se rasguen las vestiduras, no lo hace Hacienda por falta de instituciones fuertes. Al final, las presiones de gasto de la Casa de Nariño o del Congreso terminan entrando al presupuesto. La econometría del Consejo de Ministros cambia los supuestos macro y así, como de agache, pasan billones de recursos "sostenibles".

El punto 2 en realidad lo hacen los de Crédito Público, que son muy hábiles y se dedican a hacer trabajo de yuppies, por cierto muy bien hecho, y con sueldos muy malos para lo que logran. Así que el Ministro no afecta el cumplimiento de ese objetivo.

El tercer punto, es focalizar. A nadie se le ocurriría que Hacienda diga como debe ser el programa de atención a niños desplazados del ICBF. Pero Hacienda si debería poder decir: como las metas del Gobierno son A, B y C entonces le meto más plata a eso que a D y E. Este Ministro parece tener claro eso. Este Ministro puede darle viabilidad política a un concepto tan simple que lo ve uno en segundo semestre de economía.

Uno maximiza utilidad. La utilidad es creciente siempre, así que para que haya un máximo debe haber una restricción. La restricción implica costos de oportunidad. Así que para poder priorizar gasto. Para poder decir que los Bancafés, los Porces, los 2.500km, las Refinerías de Cartagena, los colegios, las universidades, los hospitales, las ARS y los pasivos de la AFP del ISS, son más importantes unos que otros, uno debe hacer explícito que no se puede con todo.

Ojo. Que no se puede con todo. Si se pudiera con todo, de nada serviría decir que es mejor que lo otro, uno da todo y ya.

Este Ministro, así a mucha gente le parezca populista, no tiene efecto sobre el monto de recursos, ese se define en otro lado. Pueden poner a Hugo Chávez en Hacienda, y el monto se seguirá decidiendo en esos desayunitos confidenciales de Palacio donde se negocian los proyectos de ley con proyectos de inversión.

Este Ministro tiene claro, que ese 1% del presupuesto que puede focalizar, tiene implícitos costos de oportunidad; y que hacerle explícitos esos costos al Congreso y la ciudadanía tiene un mayor efecto en el bienestar del país, que mil disertaciones doctorales con ecuaciones complicadísimas y admirables modelos estadísticos para probar que el mundo es verde y azul.

Aquí, como en el resto del mundo, los cambios en los fines del Estado, los cambios de modelo, el logro de los objetivos de una sociedad, los consiguen los políticos.

Tecnócratas serios y juiciosos que le digan a uno como se deben hacer las cosas hay millones. Políticos que logren viabilizar ese deber ser de los tecnócratas, casi no. Por eso son tan difíciles cosas como la Ley 100, la de Servicios Públicos o la de Responsabilidad Fiscal. Por eso Zuluaga, que seguramente no sabe mucho de enredados modelos de Ciclos Reales de Negocios, es posiblemente un mejor Ministro que muchos de sus antecesores.

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