Tuesday, July 24, 2007

Los ex y los Amigos

“Si te metes con mi ex me estas traicionando” resulta ser una tierna recreación del dictatorial “o estas conmigo o contra mí”

Esta columna continúa con la tradición, ya conocida, de hablar no sólo de temas políticos sino de temas más humanos. Y aunque no falta el que diga que el afán de poder de muchas personas es el sentimiento que más evidencia la condición humana, también se debe reconocer que esa condición humana hace que nos preocupemos, la mayor parte del tiempo, por cosas que nos afectan más directamente que la política.

La motivación de este escrito es harto conocida entre mis amigos más cercanos, pero el tema no deja de ser universal y pedagógico. Lo que aquí hemos venido a defender es básicamente la idea de que vetarles a los amigos cualquier posibilidad de relación con los ex es el acto menos amistoso que se puede concebir. De hecho, esta idea es completamente contraria y excluyente de la ampliamente conocida que sostiene que el hecho de que un amigo se involucre que con un ex es un acto de irrespeto de la mayor gravedad. Explico lo que digo.

Hay pocas cosas tan difíciles de conseguir y mantener como una relación afectiva. Incluso, parece ser más fácil granjearse enemistades y generar simpatías de largo plazo que sostener una relación amorosa de largo aliento. Los problemas inician entre la tercera semana y el tercer mes y de ahí en adelante sólo se repiten indefinidamente, aunque ojalá con poca frecuencia, para aquellos más afortunados que el suscrito.

Esas relaciones, como dije, no sólo son difíciles de mantener, también de conseguir. Es decir, una vez se esta dentro del grupo de los afortunados nada garantiza que se siga indefinidamente dentro. Pero peor aún, si se esta por fuera, entrar a este codiciado grupo resulta ser una tarea titánica y con un vasto componente de azar.

Y en un mundo donde el azar juega un papel tan importante y las probabilidades son tan bajas, una oportunidad nueva puede representar la cuarta o tercera parte de esa probabilidad. La cuarta o tercera parte de la probabilidad de mejorar ostensiblemente la felicidad de alguien. Así que cualquier oportunidad, indefectiblemente, debe valer la pena.

En estos casos es muy triste cuando los amigos generan vetos sobre personas con las que existe esa posibilidad. Aunque suelen escudarse en las ideas de respeto, lealtad y dolor; al vetar gente a los amigos, las personas están quitando de en medio la cuarta o tercera parte de las probabilidades de que sus amigos sean felices. Es decir, el veto es básicamente una forma (probable, no certera) de buscar la infelicidad de los amigos. Y digo probable solamente porque la posibilidad de tener una relación con alguien nunca es completa, siempre hay algún traspié.

Si los amigos esta ahí para hacer felices a las personas, para ayudar en los tiempos difíciles y celebrar en los mejores, uno no entiende como pueden buscar su infelicidad. De modo que cualquier atisbo de veto, sólo puede estar evidenciando una persona auto-interesada y egoísta, alguien que no parece ser un verdadero amigo.

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Anexo Técnico

Suponga que la función de felicidad afectiva de una persona posee cuatro argumentos.

U=U(A,B,C,D)

Cada argumento corresponde a una persona identificable e individualizable por parte de nuestro agente.

Suponga además que el valor máximo de A, B, C y D es la unidad, pues uno sólo puede estar cuadrado con la misma persona una vez en mismo momento del tiempo. Si no esta cuadrado con esa persona, el argumento es igual a cero.

A, B, C y D pertenecen a [0,1]

Para simplificar, suponga que los niveles de utilidad son iguales para el agente cuando esta cuadrado sin importar si esta con A, B, C o D y que la felicidad máxima se obtiene cuando se está cuadrado. Matemáticamente:

Máx U = U(1,0,0,0) = U(0,1,0,0) = U(0,0,1,0) = U(0,0,0,1)

Para que lo anterior sea cierto uno debe introducir la restricción de que sólo uno de los argumentos puede ser uno en determinado momento. Esto es:

A + B + C + D <2
Ahora, tengamos en cuenta que A, B, C y D no son las únicas personas del universo y que sus funciones de utilidad pueden o no contener a nuestro agente. Por simplicidad, digamos que D no tiene a nuestro agente dentro de su función y que por lo tanto (0,0,0,1), aunque genera un máximo en la utilidad, no es factible. Luego nuestro agente queda con las siguientes tres opciones:
Máx U = U(1,0,0,0) = U(0,1,0,0) = U(0,0,1,0)
Suponga que A, B, C y D pueden conocer a nuestro agente con una probabilidad cercana a cero, algo posible si nuestro agente vive en Bogotá, pues la probabilidad de conocer a una persona específica es algo así como 1/7.000.000
De modo que la probabilidad de conocer a cualquiera de las tres personas factibles para relación es 3/7.000.000.
La felicidad esperada es:
(1/7.000.000)*U(1,0,0,0)+(1/7.000.000)*U(0,1,0,0)
+(1/7.000.000)*U(0,0,1,0)+(0)*U(0,0,0,1) = 3
Por simplicidad asumiremos que esto suma tres unidades. Ahora, suponga E es amigo de nuestro agente y por cosas de la vida A es su ex. E en un acto de amistad le propone a nuestro agente que para que no tengan problemas, elimine a A de su set de posibilidades. Esto es que (1,0,0,0) sea una combinación no factible. La felicidad esperada en este caso es:
(0)*U(1,0,0,0)+(1/7.000.000)*U(0,1,0,0)
+(1/7.000.000)*U(0,0,1,0)+(0)*U(0,0,0,1) = 2
Así que está reduciendo su felicidad esperada de 3 a 2, es decir, que para nuestro ejemplo, E hace infeliz a nuestro agente en la tercera parte de los casos en que hubiera sido feliz. Si la función de los amigos es maximizar la felicidad de sus amigos, E contradice esta frase, luego E no es amigo. Cualquier otra sustentación se dará por el lado de la utilidad de E y no la de nuestro agente, su amigo. Lo que convierte a E en un ser egoísta y auto-interesado.
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