Monday, September 04, 2006

Peligro: Niños Trabajando

El nuevo código del menor trae la excelente idea de convertir el trabajo, de los niños menores de 15 años, en explotación. Desafortunadamente esta norma tiene que ir acompañada de acciones concretas. Deben existir mecanismos que permitan hacer cumplir la ley. El Gobierno debe tener claro que mientras no haya quien haga cumplir la ley, las penas, las multas y toda clase de castigos legales, por más altos y dolorosos que sean, van a ser desatendidos.

Esto es, como siempre, algo relativamente fácil de entender. Si la pena por poner a trabajar a un menor de quince años es, por poner un ejemplo, cien años de cárcel, pero no hay quien haga cumplir esa pena, la ley tendrá el mismo efecto que si la pena fuera de diez años o incluso si no hubiera. De nuevo, esto es un juego donde no sólo se debe tener en cuenta la severidad del castigo sino la probabilidad de sufrirlo.

Sin embargo no parece haber mecanismos para eso. En la anterior normatividad estaba prohibido explotar a los niños obligándolos a pedir limosna en un semáforo, sin embargo no conozco persona alguna que no haya visto a pequeños de menos de diez años mendigando cualquier moneda. Esto pasa incluso en las narices de la policía, que muchas veces esta cerca del semáforo para coger a los conductores que se lo vuelan en rojo.

En últimas, aquí se defiende, como ya se ha hecho, la necesidad de hacer más eficiente el trabajo de la policía, que aunque ha hecho serios esfuerzos en la última década, aún tiene cosas para mejorar.

Pero no sólo aumentar la probabilidad de ser castigado por violar la ley es suficiente. El ser humano tiene, como la mayoría de los seres vivos, un fuerte instinto de conservación, así que, incluso si el castigo por obligar a trabajar a un menor de quince años es alto y con certeza se recibe si se transgrede la ley, a los padres cuyos hijos no tengan posibilidades de estudiar ni capacidad de generar ingresos suficientes para el mantenimiento de sus familias, seguirán obligando a sus hijos a trabajar.

De nuevo, no sólo basta con hacer la ley dura, ni siquiera basta con hacer cumplir la ley de forma eficiente. Deben existir mecanismos de asistencia a las familias más pobres para que el cumplimiento de la ley no sea un acto suicida. De esta forma la familia que prescinda de enviar a sus hijos al trabajo, podrá alimentarlos y educarlos. Sin estas condiciones la ley será letra muerta y cualquier otra forma de hacer que se cumpla será pura demagogia.

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