Monday, October 02, 2006

Aborto, Uniones del Mismo Sexo, Pederastia y Excomunión

Resultan, desde todo, punto de vista aterradores los dos casos de sacerdotes colombianos con perversas debilidades hacia sus fieles más jóvenes.

En la última semana se denunciaron públicamente dos terribles casos de sacerdotes que practicaban constante y sistemáticamente abusos sexuales contra niños. Sin embargo, los afectados han tenido que buscar justicia en México y Estados Unidos. El argumento de la justicia colombiana es que no hay posibilidad de llevar un proceso, pues estos delitos ya precluyeron, es decir, se pasó el tiempo. Esto es lo mismo que decir: “Como no hice nada para castigar a los culpables, porque la gente no denuncia, ahora que denuncia no hago nada porque ya todo es muy viejo.”

Cosas interesantes. Supuestamente el Congreso estaba tramitando, hace unos años, una ley que haría que este tipo de delitos (violaciones a menores) no precluyeran. Pero al parecer no pasó y si pasó, parece ser que no se aplica para los viejos.

Pero ese es el menor de los problemas. En un país donde se cometen alrededor de diez millones de delitos al año y se judicializa un millón. Donde la mayoría del país aún funciona con el vetusto sistema penal escrito y donde cada caso, por simple que sea, puede constar de, al menos, unas quinientas páginas, que la justicia sea coja es algo completamente entendible.

El mayor de los problemas. Imagínense una entidad que moraliza al pueblo. Esa entidad está encargada de evitar los excesos de sus afiliados. Les prohíbe conductas como el uso del condón (por truncar una vida potencial), el aborto (por segar una vida existente) y las uniones del mismo sexo (por ir en contra de la familia natural, que es la que procrea y da vida). Es más, a aquellos que incurren en esas conductas los excomulga. Pero esa entidad, para desilusión de sus afiliados, no hace nada respecto a sus emisarios mal-comportados.

Cuando a la Iglesia se le contradice o se hace algo que no es permitido por su credo, salen a los medios de comunicación a decir hasta misa. Cuando son sus sacerdotes los que pecan terriblemente, los envían a un convento en Europa, los trasladan y no dicen nada.

Es indescriptible esa superioridad de los sacerdotes, que los hace inmunes a la calificación como pecado de sus conductas más terribles. A ninguno de estos destructores de vidas (¡de vidas de niños!) los han excomulgado, ni pública ni privadamente.

Con toda certeza, si Dios existe y es tan bueno como los sacerdotes predican, no debe sentirse muy agradado por una Iglesia que hace lo que hace la Católica.

Ojo: Obispos y Cardenales, incluso las más buenas obras se pueden dañan por errores pequeños, y en este caso, el error es gigantesco.

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