Friday, May 04, 2007

Sobre las Mentiras de la Izquierda (I)

Parece ser que los neoliberales desalmados representan la posición más radical de izquierda.
Mucho se ha dicho sobre las mentiras de la derecha. Que el TLC beneficia a los ricos. Que las reformas laborales afectan a los trabajadores y benefician a los empresarios. Que la reforma a la salud va en detrimento de la calidad del servicio y aumenta las ganancias de las EPS. Que las reformas pensionales afectan a los viejitos. Entre muchas otras cosas. Según esto, al parecer, la izquierda lucha por los intereses de los más pobres. Veamos que tan cierto es eso. Esta semana voy sólo con el TLC, las siguientes tres hablaré de los otros tres temas.

Sobre el TLC. Empecemos por algo teórico. Cuando los consumidores están dispuestos a pagar un precio por algún bien, pero en la realidad pagan menos que ese precio, se genera lo que los economistas llamamos excedente del consumidor. Esta es la medida del bienestar más aceptada desde hace más de cien años. Este es bienestar para los consumidores, que somos todos. Bienestar para muchos.

Por el contrario, cuando la diferencia grande se da entre costos de producción y precio, se genera lo que los economistas conocemos como excedente del productor. Excedente para los ricos. Excedente para pocos. Bienestar para pocos.

Desde principios del s. XIX con David Ricardo, un famoso economista inglés, la economía ha demostrado, y la experiencia también, que el libre comercio genera caídas en los precios que enfrentan los consumidores. Esto hace que al final, los mismos consumidores, con la misma disponibilidad a pagar, terminen enfrentando, por efecto de la competencia, precios más bajos a los que se verían sin libre comercio. De modo que el comercio genera bienestar para los consumidores. De nuevo, bienestar para muchos.

En este punto cabe preguntarse: si el libre comercio es tan bueno, ¿por qué la izquierda, que lucha por los más pobres, lo ataca? No podría dar una respuesta concluyente a esa pregunta. Posiblemente son razones ideológicas más que razones de bienestar para los pobres. Veamos el caso de los productos agrícolas.

El campo tiene unas particularidades muy especiales. Tiene los índices de pobreza y de necesidades básicas insatisfechas más altos del país. Básicamente, en el campo, son muy pocos los ricos y muchos, muchísimos, los pobres. Esos pobres subsisten de cultivos de pancoger, que en últimas, es lo mismo que tener una huerta y alimentarse de lo que eso produce. Para estos campesinos los cambios en los precios de mercado no importan. Cuando uno no hace parte del mercado, lo que allí ocurra no lo afecta. De modo que los campesinos pobres no son objeto de análisis en cuanto a las ventajas o desventajas del TLC.

La idea de la izquierda es que si uno abre las fronteras a productos agrícolas subsidiados, las fincas nacionales quebrarían. En este caso cabe aclarar que de miles de productos agrícolas que produce el país, son muy pocos los que subsidia Estados Unidos. Para la izquierda, si las fincas quiebran se genera pobreza.

Vamos por partes. Como los campesinos con cultivos de pancoger están fuera del mercado, no hacen parte de la fuerza laboral disponible en el campo. Así que los cambios en el precio y las quiebras de las fincas no los afectan. El efecto se da en los campesinos y las fincas que producen cosas para vender.

Aquí hay que separar dos efectos. Uno es el efecto en los trabajadores y el otro es el efecto en los dueños de las fincas. El efecto en los trabajadores es el siguiente. Como una finca produce todo lo que puede producir, el efecto de un cambio en precios, no cambia las cantidades producidas, por eso a veces se presenta sobreoferta de diversos productos. En últimas, los finqueros no pueden decidir producir menos, eso lo deciden un año antes, así que les toca soportar lo que venga.

Si el finquero no puede cambiar su nivel de producción, no puede cambiar la cantidad de personas que contrata. Las necesita para producir. Como no cambia la cantidad de personas que contrata, la demanda laboral no cambia (en jerga de economista, la curva queda igual). Por otro lado, el número de personas dispuestas a vender su fuerza de trabajo es el mismo, así que la oferta laboral tampoco cambia (en jerga de economista la curva queda igual). Como es apenas lógico, si ninguna curva se mueve, la situación queda igual. Las curvas, en últimas, se cortan en el mismo nivel de empleo y salarios. Así que los trabajadores no deberían sufrir ningún efecto.

El efecto sobre el finquero. El señor finquero, dado que ahora hay libre comercio, los precios de sus productos son más bajos y sus costos de producción (esencialmente costos laborales) son iguales, termina obteniendo una ganancia menor. Es decir, básicamente cae el excedente del productor (bienestar para ricos que son muy pocos), los trabajadores del campo terminan ganando lo mismo y trabajando lo mismo, y los consumidores (que incluyen a los trabajadores del campo) pueden comprar más cosas a menor precio, lo que aumenta en excedente del consumidor (bienestar para todos, donde la mayoría son pobres).

Así que cuando la izquierda defiende aranceles y prohibiciones de importación, en realidad esta defendiendo precios altos para los consumidores (que son muchos) y aumentos de los beneficios de los productores (que son pocos).

De modo que la izquierda no es tan izquierda. La izquierda defiende a los ricos.

Ojalá esto no sea cierto, no puede ser que yo, que mucha gente me tilda de neoliberal desalmado, piense más en los pobres que la izquierda nacional. Pueda ser que en los casos de los trabajadores (reformas laborales), la reforma a la salud, y los viejitos (pensiones) esté equivocado, pueda ser que en esos casos sí defiendan a los más pobres. Pero eso lo dejo para las siguientes semanas.

Por ahora tendré que aprender a vivir sabiendo que yo represento la verdadera izquierda, que el libre comercio es bueno para los pobres y que a mi me interesa defenderlos. ¿Quién lo diría?

6 comments:

Ruiz_Senior said...

Luis Ernesto, eso de que la izquierda defiende a los pobres no es válido NUNCA. Al menos tratándose de Colombia. Y el motivo es que no hay una guerra de pobres contra ricos (típico argumento de la demagogia más ramplona) sino de clases que frenan y clases que impulsan el desarrollo de las fuerzas productivas (según la rutina marxista más orotodoxa). La izquierda es el partido de los artistas subvencionados, de los empleados estatales, de las universidades públicas... En realidad de un orden bastante cercano al de la Colonia. Y su modelo mental es el del clero. Lo que pasa es que hay un paradigma del bipartidismo-caciquismo del que la izquierda democrática se presenta como oposición, que es como cuando un banquero cambia de preceptor de sus hijos y en lugar de Michael Jackson escoge a Alfredo Garavito.

A mí de verdad me encantaría discutir una sola cosa en que sea válido que la izquierda defiende a los pobres. Si mañana se creara un partido de los millonarios (resuelto a hacer de Colombia un país en el que los potentados vivieran con todos los lujos), es posible que ese partido defendiera mejor a los pobres. Pues la defensa que emprende la izquierda es como cuando las garrapatas se declaran protectoras de las vacas.

Luis Ernesto Taborda said...

Jaime, estamos de acuerdo en el resultado. La izquierda termina casi seimpre defendiendo a los ricos. Pero yo no estoy tan seguro de que lo hagan por gusto. Ahí posiblemente hay dos razones, por un lado una cosa puramente ideológica (y eso es válido para las izquierdas de todo el mundo). A la izquierda le gusta ver el mundo con un estado que protge a todos y al final sólo protege a los ricos.

Por otro lado, existe un desconocimiento completamente conciente de la teoría económica. Un desconocimiento que se basa en la idea de que la teoría económica sólo sirve al capitalismo. Esto es completamente falso, hay teorias que muestran como bajo ciertas condiciones de mercado, la regulación y la planificación central (comunismo) dan mejores resultados. Repito, eso pasa en muy pocos mercados y bajo condiciones muy restrictivas. Pero eso a la izquierda le importa un pepino. Básicamente la izquierda sufre del mismo mal del ciego que no quire ver.

Pd. me encanta tenerlo por estos lados.

Felipe said...

Luis Ernesto, excelente articulo. La izquierda usa un arma fundamental para su lucha politica, la ignorancia de la mayoria. Ni siquiera en un pais con niveles de educacion altos la mayoria sabe de economia y/o politica y muy poca gente lee un periodico. En Colombia, obviamente, la gente que sabe es aun menos. Pero la izquierda se camufla con el cuento de proteger a los pobres y lo que quieren es proteger a sus afiliados. Aunque hay izquierdas de izquierdas, hay unas que me gustan xq cumplen sus politicas sociales y a la vez creen en la apertura economica, Chile y Brasil por ejemplo. Pero el Polo es el ejemplo perfecto de su articulo.

Ademas, para comprobar todo esto no hay sino que ver casos concretos. Corea del Sur y Corea del Norte, uno creyo en el libre mercado y otro en el comunismo. El nivel de vida en Corea del Sur es altisimo y su economia crece a pasos de gigante, en cuanto a Corea del Norte, todos sus habitantes suenan con irse adonde el vecino del Sur. India abrio su economia a principios de los 90 y hay que ver como va mejorando la calidad de vida; lo mismo en China. Comparar Puerto Rico y Cuba, uno se hizo amigo de EEUU y otro de la Union Sovietica, cual esta mejor? En fin, hay millares de ejemplos.

Saludos

Maldoror said...

Juan Francisco:

¿Pero porque vamos a asumir que un tratado que firmo colombia con USA es un tratado de "libre comercio"? ¿Como un tratado asimetrico, en el que Estados Unidos es libre de continuir los subsidios masivosa su agricultura y reafirma la ficción de los derechos intelectuales, es un tratado de "libre comercio"? Yo como ud creo que el libre comercio es deseable y benefico para todo el conjunto de la sociedad. Pero este tratado no es de libre comercio, strictu sensu (y no strictu también)

Luis Ernesto Taborda said...

Pq en el mejor de los casos al menos unas pocas barreras de disminuyen y eso, de entrada, es un avance hacia el libre comercio.

Maldoror said...

Luis ernesto:

Esa su interpretación. Otra podría ser que las barreras que le conviene más a los Estados Unidos que se reduzcan se reducen mientras otras tantas se mantienen o se acentúan, para nuestra desgracia

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